Guillermo Muñoz Vera
Pintor

 
 

A modo de presentación
Quiero comenzar esta presentación agradeciendo sinceramente a todas las personas que han colaborado y han hecho posible esta exposición en las salas del Museo de Arte de la Universidad de Alicante [MUA].  Especial mención a Manuel Palomar Sanz, Rector de la Universidad de Alicante, Doctor en Informática, Catedrático de las Tecnologías del Lenguaje Humano, y a Carles Cortés Orts, Vicerrector de Cultura, Deportes y Política Lingüística, reconocido escritor en lengua catalana,  quienes avalaron este proyecto, así como a todo el equipo humano del MUA por su compromiso y la excelente labor técnica desarrollada para conseguir que la presente exposición se materializara.

Me siento afortunado por poder compartir esta exposición con el público alicantino y de las costas mediterráneas. No es la primera vez que estas tierras me acogen y me seducen. Desde el comienzo de la década de los 80, a los pocos años de llegar a España, comencé a ser un asiduo visitante de esta región. En Alicante realicé algunas de mis primeras exposiciones individuales y encargos de retrato. Entre mis nuevas amistades, muchos resultaron ser profesores de institutos de enseñanza y activistas culturales procedentes de las tres provincias valencianas.  Así es como pude conocer a Josep Lluis Peris, el gran artífice en la sombra de este proyecto expositivo. Gracias a su hospitalidad solía venir a pintar y pasar temporadas frente al mar desde estos privilegiados balcones al Mediterráneo. El interés compartido por la pedagogía de las artes visuales y otras áreas generó entre nosotros un enriquecedor debate sobre educación que ya se extiende por más de dos décadas. Su compromiso con la labor pedagógica “de campo”, en una equilibrada relación profesor-alumno está impregnada de humanismo y pasión por su tierra de origen, con la que nunca ha perdido el contacto y que yo llamo con cariño y algo de sorna Las Alpujarras de Castellón. En la actualidad es director del IES El Ravatxol de Valencia, ha publicado artículos, libros y realizado video documentales que rememoran las formas ancestrales de entender la cultura local.

Enormes agradecimientos también, a mis amigos Roger Salas y Vito Montaruli que han colaborado de forma altruista en este proyecto. La selección de las pinturas es fruto de la mirada aguda, crítica y personal de Roger Salas, que ha comisariado esta exposición. Roger es escritor y un reputado cronista especializado en danza. Erudito en todo lo relacionado con las Bellas Artes del Renacimiento, el aporte de sus vastos conocimientos sobre pintura y danza ha permitido conformar un grupo coherente de 32 obras. También ha sido el autor de los textos que acompañan el recorrido expositivo en la sala, aportando al visitante un acercamiento a algunas de las ideas que inspiran y definen estos trabajos. La labor del comisario fue coordinada por Vito Montaruli,  director y socio fundador de Pasión Turca, agencia de promoción cultural con sedes en Madrid y Estambul, cuya misión es acercar ambas orillas del Mediterráneo principalmente a través de la música y la danza, favoreciendo el mutuo conocimiento entre culturas históricamente vinculadas.



Sobre las pinturas
El arte de contar la historia

La presente muestra expositiva  pertenecen a una serie de trabajos que comencé a desarrollar en forma de Cuadernos de Viaje. Los primeros cuadernos, a partir del año 2002 fueron casi una centena de óleos y apuntes digitales que me sirvieron como estudios preparatorios para el proyecto Chile Hoy [2005], las 14 pinturas murales que hoy cuelgan de las paredes de la estación de metro La Moneda, en Santiago de Chile. Luego vendrían otras series como 8 días en la Habana [2006], Realidades Españolas [2007], La Región de Bolívar [2008], A propósito del Agua [2008] Terra Australis Incongnita [2011]  y De Al Andalus a Egipto [2014]. Aunque las pinturas se suelen considerar obras individuales –como de hecho lo son- juntas pueden hilvanar un relato, una historia inventada que puede aportar puntos de vista alternativos sobre los hechos pasados y presentes. Muchas veces la ficción puede ser más eficaz para transmitir realidades que, por su propia complejidad, tienen muchas formas de lectura, muchas formas de ser comprendidas.

De alguna manera el hombre primitivo sintió desde sus orígenes el impulso de asociar un concepto a un símbolo visual registrándolo en un soporte físico. Las representaciones visuales más duraderas, incluyendo la escritura, han logrado, aparentemente, traspasar las limitaciones espacio-temporales propias de la transmisión oral del conocimiento.  Sin embargo, las imágenes constituyen signos y significantes tan complejos como el propio pensamiento individual y ocultan, en su propia desnudez, los secretos más íntimos de sus creadores. La imagen con contenido, tan antigua como la historia, permanece en silencio. Son otros los hombres que le ponen voz, argumentos y razón de ser. La interpretación de las imágenes es libre porque ellas no se pueden defender.

Desde los tiempos más remotos el hombre ha manipulado las propiedades naturales de las cosas, alterando su forma,  su textura o su color, reordenando la materia para crear las primeras técnicas del lenguaje visual. Gracias a la meritoria labor de arqueólogos y a la investigación científica desarrollada por equipos multidisciplinares, hemos podido retroceder en el tiempo y recuperar fragmentos de la memoria de civilizaciones perdidas. Los impresionantes avances registrados a lo largo del siglo XX en el campo de la estratografía o la datación radiológica, por ejemplo,  han permitido establecer las verdaderas magnitudes del tiempo geológico y una cronología de la actividad humana más ajustada a la realidad. Paralelamente, la tecnología del laser scanner aplicada a la arqueología permite contextualizar los hallazgos en una imagen en 3D, al tiempo que la microscopía óptica más vanguardista permite analizar la alquimia de los materiales empleados y su procedencia, dejando en evidencia el temprano desarrollo de la actividad comercial y las primeras rutas trazadas para el intercambio de productos.  Miles de representaciones visuales rescatadas del paso del tiempo en sus soportes originales dan buena fe de ello:  pinturas rupestres, cerámicas, esculturas, petroglifos, geoglifos, quipues, utensilios domésticos, herramientas, armas, enterramientos, etc.

En la actualidad, recorriendo museos y espacios públicos repartidos en todo el mundo, podemos abarcar un vasto recorrido de miles de años de presencia humana en la Tierra. Ante la imposibilidad de viajar y visualizar los originales, las nuevas tecnologías y los buscadores de Internet proporcionan una cantidad ingente de material académico complementario, tanto artículos como imágenes de excelente calidad. Las páginas Web de los centros de investigación más rigurosos, los blogs de muchos científicos y profesores generosos con su erudición,  así como las excelentes bibliotecas virtuales disponibles gratuitamente, nos ponen al día del pasado y de los últimos descubrimientos arqueológicos a golpe de ratón. A estas inagotables fuentes de recursos didácticos, se suman los cientos de miles de imágenes en alta resolución que cada día cuelgan en la Red millones de turistas que recorren el planeta armados de cámaras fotográficas. Nunca la educación pública fue tan accesible. Nunca fue posible una red alternativa a la oficial para acceder a los conocimientos de forma autodidacta. Ninguna red abarcó jamás tanta diversidad de mentalidades en tiempo real  y desde tan grandes distancias.

A pesar de todo, no sabemos tanto como creemos. Los vestigios arqueológicos hallados constituyen una proporción minúscula de lo que queda por descubrir y no todos los restos encontrados han sido interpretados con el necesario rigor. Desgraciadamente no se han encontrado suficientes Piedras Rosettas. Peor aún, los medios de difusión masivos, carentes de censura académica,   aprovechan estas grandes lagunas de conocimiento e incógnitas para hilvanar fantasiosas teorías. Más allá de charlatanes y editores sin escrúpulos, muchas prestigiosas universidades y centros de enseñanza escolar mantienen un relato histórico derivado de prismas intelectuales decimonónicos. Muchos hechos desmentidos por la Historia de la Ciencia y la Tecnología,  inexplicablemente, permanecen vigentes por negligencia o con el sólo afán de justificar determinados dogmas religiosos, intereses políticos o mercantiles.

El sentido de la visión, un órgano sensorial común a toda la humanidad, proporcionó desde siempre una forma antigua y trascendente de comunicar. La infinita biodiversidad de la naturaleza describe y explica la prodigiosa variedad de materiales, formas y colores empleados para materializar las artes visuales en cada rincón del mundo. Las diferentes tecnologías siempre dependieron de los recursos disponibles en cada área cultural. Cuando Europa comenzó su expansión cruzando mares desconocidos, cometió un imperdonable error al considerar analfabetos a los pueblos de ultramar que no utilizaban libros escritos como forma de comunicar.

Desde que existimos como especie sobre la Tierra vivimos en la delgada línea fronteriza entre realidad y ficción. Por una parte, el mundo de los hechos reales,  por otra, un mundo virtual creado por la superposición de imágenes elaboradas por nosotros mismos, que condicionan y estructuran nuestros pensamientos y prejuicios.