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La Ilustración Científica |
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ILUSTRACIÓN CIENTÍFICA EN EL SIGLO XVIII
por Brian J. Ford [*] |
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Parte II
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Catesby se merece su reputación como innovador naturalista de las Américas, pero no fue el primer filósofo natural en ilustrar las especies del Nuevo Mundo. Charles Plumier [1666-1706] visitó America entre 1689 y 1695. Publicó varios trabajos ilustrados, incluyendo el Nova Plantarum Americanarum Genera de 1703 y el Traité des Fougères de l'Amerique publicado en 1705. Ambos libros presentan detalladas ilustraciones de las especies que estudió Plumier y las 170 planchas sobre helechos americanos [grabadas en cobre por Plumier a partir de sus propios dibujos] se publicaron reunidas en un solo tratado. Aquí también las imágenes están ligeramente estilizadas, pero se acercan más al ideal moderno de dibujo lineal. Plumier murió en un viaje a Perú a los cuarenta años, y su último libro Plantum Americanum, editado por Johannes Burmann se publicó póstumamente. Plumier además dejó un legado de inspiración, ya que sus últimos viajes al Nuevo Mundo del siglo XVII fueron los que inspiraron a Maria Sibylle Merian a hacer sus propias exploraciones.
Catesby fue seguido por William Bartram [1739-1823], considerado como el primer gran naturalista nacido en América y un buen artista. También se le considera el “primer ecologista americano” [un título que tal vez sea más correcto atribuir a Henry Chandler Cowles [1869-1939] cuya obra, Vegetation of the Sand Dunes of Lake Michigan fue publicada en 1899]. Bartram, hijo del botánico destinado en Norteamérica por el rey George III, ciertamente entendió que había una sutil interacción entre las comunidades de plantas y animales en su gran tratado publicado con el nombre de Travels through North and South Carolina, Georgia, east and West Florida, etc, en 1791. |
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Carl Linnaeus [1707-1778] de Ràshult, Suiza fue el gran naturalista que aportó por primera vez un orden sistémico a la taxonomía del mundo natural. El más innovador de sus pioneros libros fue Systema naturæ regnum vegetabile, publicado primero en 1735, pero su Genera plantarum [1737] pronto le siguió y se superó a sí mismo en 1751 con Philosophia Botanica y en 1753 con Species Plantarum en el que el sistema de clasificación binominal apareció por primera vez. Linnaeus es recordado como la persona que popularizó el sistema de nomenclatura que hemos heredado. Es interesante destacar que lo que condujo a esta simplicidad no era tanto el deseo de claridad científica sino la necesidad de economizar papel. Linnaeus pensó que se dedicaba demasiado espacio a la larga descripción latinizada de las plantas, común en aquel entonces. Reduciendo la descripción al género y a la especie [una palabra para cada uno] se reducían los costes de impresión. Su trabajo significó un considerable empujón al desarrollo de los libros de botánica ilustrados. Muchas de las láminas utilizadas en sus propios libros se usaron para empapelar su casa de campo en Hammarby, donde siguen allí en su estado original.
Uno de los que se inspiró en los resultados de Linnaeus fue Carl Peter Thunberg [1743-1828], quien salió de Suecia en 1700 para un viaje a través de Japón, Java, el Cabo y Ceilán. Documentó alrededor de dos mil nuevas especies de plantas que aparecieron en sus 293 publicaciones sobre historia natural y medicina. Sus numerosos libros fueron de inspiración para siguientes generaciones de botánicos. Michel Adanson [1727-1806] de Aix-en-Provence en Francia, fue uno de ellos. Exploró Senegal en 1749 recolectando especímenes. Su Histoire naturelle du Sénégal [1757] se publicó en París, editándose en inglés en el volumen 16 de J. Pinkerton General collection of the best and most interesting voyages and travels [1814, Londres]. Los dos extensos volúmenes de Adanson Familles des Plantes [1763, 1764] se publicaron en París. Los grabados, tomados de los especímenes recogidos en el terreno, son vigorosos y realistas. Es interesante constatar que sus ilustraciones de caracolas muestran a los especimenes de conchas con la zona apical [extremo superior o punta de la concha de los moluscos gasterópodos] hacia abajo, una costumbre seguida por los editores franceses a diferencia de la tradición de otros ilustradores europeos. |
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Franklinia alatamaha
por William Bartram [1739-1823]
Bartrams descubrió un pequeño árbol en flor que creciendo a lo largo del río Altamaha en Georgia en 1765. Llamado Franklinia alatamaha, en honor de Benjamin Franklin, extinguido en estado silvestre en 1800, el árbol ha sobrevivido gracias a las semillas que Bartrams plantó en su jardín de Filadelfia.
[explorepahistory.com]
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Durante el siglo XVIII, la flora y fauna del sudeste asiático permaneció desconocida por Occidente hasta que fue documentada por Georg Eberhardt Rumpf [1627-1702]. Sus trabajos fueron publicados póstumamente. El D'Amboinsche Rariteitkamer [1705] contienes más de 60 láminas representando moluscos y crustáceos, y sus siete volúmenes Herbarium Amboinense [1741-55] también está abundantemente ilustrado con nuevos descubrimientos para la ciencia.
Del grabado en madera al grabado en metal
El tradicional uso del grabado en madera para las ilustraciones de libros perduró hasta bien entrado el siglo XVIII. Cuando H. L. Duhamel de Monceau publicó su Traité des arbres et des arbustes [1755], todas las ilustraciones estaban grabadas a partir de viejos bloques de madera. Al mismo tiempo que se publicaba este tratado, el joven Georg Dionysius Ehret [1708-1770] demostraba lo detallado y atractivo que podían resultar los dibujos grabados en planchas de cobre. Aunque la moda de las exploraciones y los descubrimientos les proporcionaba a los biólogos del siglo XVIII un áurea de prestigio, Ehret nunca viajó por el mundo. Pasó toda su vida en Europa, pero realizó algunas de las más logradas y memorables ilustraciones de la historia de la botánica. Nacido en Heidelberg, Alemania, Ehret era hijo de un jardinero. Su padre murió joven, pero no sin antes haberle enseñado concienzudamente a dibujar del natural al joven Ehret . Sus primeros años no fueron fáciles; trabajó en Karlsruhe como jardinero para Karl III de Baden, quien, impresionado por el arte de Ehret, le invitó a pintar algunos estudios de botánica. Su estatus como favorito le causó algunos problemas entre sus compañeros jardineros, y en 1726 las relaciones llegaron a ser tan tensas que se mudó a Viena. Un boticario llamado J. W. Weinman le encargó 1.000 estudios botánicos, pero después de hacer la mitad, Weinman, que no estaba satisfecho, le pagó el salario de medio año y dio por finiquitado el contrato. Algunos de los grabados de Ehret aparecieron en la Phytanthozoa Iconographia de Weinman. No obstante, este libro también contiene muchos ejemplares imaginarios y esto, en términos de contenido, si no tecnológicos, tiene más en común con los tratados del siglo anterior.
Mientras trabajaba para un banquero de Regensburg, Ehret hizo amistad con Johann Ambrosius Beber, un aprendiz de boticario y entusiasta botánico amateur, quien le presentó a su tío. Esta circunstancia fue crucial para el joven Ehret. El tío era Christophe Jacob Trew, de Nuremberg, quien llegó a ser su mejor mentor y buen amigo durante toda su vida. Trew animó a Ehret en su trabajo. Una colección de 600 acuarelas botánicas hechas por Ehret se vendieron en 1732 por 200 táleros [antigua moneda de plata alemana]. A Trew sólo le habían pagado 20 táleros por su contrato con Weinman. La colección conocida como Herbarium Vivum Pictum, puede ser los estudios de acuarelas sin identificar que están en la biblioteca del Conde de Derbe en Knowsley Hall, Inglaterra. Fue el primer éxito comercial de Ehret, que pasó parte de los siguientes años viajando por Europa, visitando jardines botánicos y estudiando tanto como podía. Sus numerosas pinturas de flores fueron enviadas a Trew, quien las añadió a su colección y las cuidó. Las pinturas de Ehret siempre estaban identificadas con el nombre del espécimen y a menudo con detalles como dónde y cómo crecían las plantas. Ehret visitó Inglaterra donde se hizo amigo de George Cliford, un banquero holandés cuyo asistente jardinero y médico era el joven Linnaeus. Linnaeus publicó una descripción de las plantas raras en el jardín de Clifford, ilustrado con veinte láminas de Ehret. Las láminas estaban grabadas por Jan Wandelaar, y el trabajo terminado apareció con el título de Hortus Cliffordianus [1737]. Las bellas ilustraciones marcarón un paso más en la precisión científica de la línea en los detalles. Desde que Linnaeus consideró las características sexuales del angiosperma, crucial para la clasificación, Ehret representó muchos de estos detalles diseccionándolos minuciosamente para sus ilustraciones. En los Chelsea Physic Garden, Ehret hizo amistad con el conservador y horticultor Philip Miller y se casó con su cuñada. Millar había tomado notas sobre muchas plantas notables en el Jardín, y publicó Figures of the most Beautiful, Useful and Uncommon Plants entre 1755 y 1760. Todas las ilustraciones son de Ehret. |
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Selenicereus grandiflorus [1750]
Georgius Dionysius Ehret
Plantae selectae. Ionnes Elias Haid filius. Tab. 31
[Wikipedia]
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En esta época empezaba a grabar sus propias planchas de cobre. Él mismo desarrolló un trabajo que fué publicado como Plantae et Papiliones Rariores [1748-59]. Aunque las plantas fueron grabadas con precisión científica, las mariposas no son identificadas por el artista y sólo sirvieron para embellecer sus composiciones florales. Algunas de las láminas muestran detalles de las estructuras florales diseccionadas y cada libro fue meticulosamente coloreado a mano. Mientras tanto, Trew fue compilando sus propios libros para la edición, utilizando como ilustraciones los grabados de las atractivas acuarelas de Ehret. Trew publicó la décima parte de Plantae Selectae entre 1750 y 1773 y un libro sobre plantas de jardín, Hortus Nitidissimus entre 1750 y 1792. Las ilustraciones de Ehret fueron incluídas en otros libros: por ejemplo, un bello grabado de Pino piñonero ilustra la Description of the genus Pinus (1803-24) escrito por Aylmer Bourke Lambert. Ehret trabajó sin éxito durante un año como conservador del Oxford Botanic Garden, pero se peleó con Humphrey Sibthorp, profesor de Botánica. Apoyado entonces por la duquesa de Portland, una entusiasta horticultora y coleccionista, ésta le pidió a Ehret que enseñase a sus hijas dibujo botánico. Aunque Ehret no realizó ninguna otra ilustración importante sobre sus trabajos, hizo una gran labor como profesor e inspiró a muchos de los dibujantes botánicos que le siguieron. Pocos años más tarde, las ilustraciones botánicas alcanzarían la cumbre de la precisión científica.
El mismo Humphrey Sibthorp visitó Viena en 1785 para estudiar los manuscritos y documentar las antiguas enseñanzas de Dioscorides. Aquí trabó amistad con Ferdinand Bauer, un joven y prometedor pintor botánico, y ambos se embarcaron en el mayor libro de flores que jamás se haya publicado. Juntos recorrieron Grecia en 1786 y 1794, y sus descubrimientos fueron inmortalizados en la Flora Graeca, que Sibthorp escribió con J. E. Smith. Las ilustraciones eran de gran calidad, grabados en cobre y coloreados a mano con acuarela. Cuando la obra se presentó terminada [1806-1840] fue considerada como la mejor obra botánica ilustrada del siglo XVIII. No obstante, Ehret siguió siendo el mayor dibujante de plantas de Europa hasta que Franz Bauer [1758-1840] llegó a Kew Gardens por invitación de Sir Joseph Banks. Los dos hermanos Bauer, Franz and Ferdinand, llegaron a ser un par de formidables talentos, y llevaron la ilustración a una cota de perfección nunca alcanzada hasta ese momento. |
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Centaurea aegyptiaca
Pierre-Joseph Redouté [1759-1840]
Flore d’Egypte [1813]
Raffeneau-Delile, A.
Nº de ilustraciones en este volumen: 168
[plantillustration.org]
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Iris germanica L
Pierre-Joseph Redouté [1759-1840]
Les Liliacées
vol. 6: t. 309 [1805-1816]
Nº de ilustraciones en este volumen: 61
[plantillustration.org]
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El artista botánico más famoso de éste periodo fue el belga Pierre-Joseph Redouté (1759-1840), nacido en St. Hubert, en las Árdenas. Su mayor mentor, cuando joven, fue Charles Louis L'Héritier de Brutelle [1746-1800] quien encargó a Redouté ilustrar su Stirpes Novae aut Minus Cognitae [1764-85]. Algunas de sus láminas estaban impresas en color à la poupée. Con esta técnica, se utilizaban tintas de distintos colores en diferentes zonas de las planchas grabadas, produciendo una imagen impresa llena de color.
Los grabadores empezaron a trabajar con plantas recogidas en las colonias españolas cuando, en 1786, se les ordenó que se las hicieran llegar al embajador español en París. Dandose cuenta del valor que tenían, Redouté y L'Héritier embarcaron la colección urgentemente para Londres, donde fueron cuidadas por Sir Joseph Banks. Redouté fue así presentado a muchos miembros de la sociedad científica inglesa.
L’ Héritier, que volvió a París, fue asesinado en las calles en 1800. Redouté obtuvo una reputación adicional al ser protegido de Josephine Bonaparte, e ilustró libros de Augustin de Candolle y Philippe la Peyrouse. Al finalizar el siglo, Redouté estaba trabajando en su Liliacées, publicado en París entre 1802 y 1813, del cual algunos especialistas opinan que es la mayor obra ilustrada en la historia de la ciencia botánica.
Primeros problemas técnicos
La producción de ilustraciones botánicas fue una labor de considerable magnitud. Los mismos dibujos tomaron tiempo, pero la minuciosa representación de cada uno de los rasgos anatómicos, así como las finas líneas grabadas sobre las plachas de cobre demostraron ser una tarea ardua. Los errores durante el proceso de grabado no eran fáciles de corregir.
Robert Thornton (1768-1837) planeó publicar A New illustration of the sexual system of Carolus Linnaeus. La primera parte apareció en 1799, pero se dió cuenta que no podía seguir soportando los costes de producción. Thornton apeló a sus amigos en el Parlamento, quienes prepararon un acta que le permitiría quedarse con la lotería nacional para pagar la publicación. Aunque nuevas partes de la gran obra aparecieron alrededor de 1807, la lotería fue insuficiente para financiar el proyecto y Thornton acabó arruinado en su carrera como editor de ilustraciones científicas. Otros proyectos nunca llegaron a completarse. Sir Joseph Banks se habia embarcado en una grandiosa publicación en folio, el Florilegium. Numerosas planchas de cobre fueron grabadas de las nuevas especies de plantas de Australasia; la intención era imprimirlas a todo color à la poupée. Aunque algunas páginas se publicaron sólo con tinta negra, el coste resultó ser insoportable y, el gran juego de planchas grabadas se envolvió en papel y se almacenó. Fueron descubiertas, casi en perfectas condiciones, en un almacen de Londres y publicadas por Editions Alecto en 1990. Los editores pulieron y chaparon meticulosamente las planchas, las entintaron con pigmentos de la época y estamparon las páginas con una prensa del siglo XIX. Los primeros grabados originales se habían impreso en 1770, así que tardó más de dos siglos en aparecer el trabajo final. Estos prolongados retrasos en la publicación no son raros en el mundo de la ilustración científica. La Tabulae Anatomicae Viri de Eustachio tardó 162 años en completar la estampación de las planchas y en ser publicado el trabajo terminado [1552-1714]. |
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Reconocida y no reconocida reutilización de imágenes
La fascinación humana hacía el vigor del mundo animal, un rival orgánico para la existencia humana, ha dado durante siglos incontables y originales descripciones de demonios, dragones y moradores de la oscuridad. Para los ilustradores no acostumbrados a las formas de vida animal desconocidas, las historias traídas por los viajeros de tierras lejanas eran difíciles de interpretar como imágenes sobre el papel. Así, los misteriosos hipopótamos de un cuerno eran retratados como unicornios, y los elefantes en las primeras imágenes parecían cerdos con un alargado hocico. Las copias abundaban.
El proceso de representar un animal en tres dimensiones como ilustración es más complejo que el retrato de una planta: Al contrario que los especímenes de un herbolario, la colección de animales no estaba disponible. Por esta razón las imágenes eran a menudo recopiadas a partir de otras ilustraciones. Algunos autores del siglo XVIII reconocieron sus fuentes [por ejemplo Henry Baker rindió tributo a Van Leeuwenhoek, cuyas imágenes Baker copió de sus libros], pero muchos otros manifestaban que el trabajo de otros era todo suyo y continuaron basándose en el trabajo de dibujantes anteriores por la dificultad de crear una imagen a partir de cero. Sin precedentes anteriores, se piensa que el exagerado reclamo de novedad y originalidad en la introducción de los libros ilustrados era una prueba de que las imágenes eran generalmente copiadas de otras originales. El editor sentía la necesidad de insistir en esto para que el lector nunca pensase que había tomado prestada la inspiración de otros y se desvinculaba así de toda responsabilidad. En algunos casos los resultados eran divertidos, como, por ejemplo, el del Great Auk [Gran alca, un ave marina, muy parecida al pingüino, común en el noroeste de Europa], retratada vistosamente por el naturalista y coleccionista danés Ole Worm en el Museum Wormianum de 1655. Su propia Gran Alca era una mascota adiestrada que llevaba a menudo de paseo. Naturalmente, llevaba un collar de seda y el grabador que la retrató en el gran libro representó el collar de seda alrededor del cuello del pájaro. Durante siglos el gran alca se mostraba con un pálido collar alrededor del cuello, como si fuera una característica del plumaje de esta especie. Muy pocas veces es tan fácil seguir la pista del plagio hasta el original. En la era moderna, las imágenes publicadas por los dibujantes científicos son a menudo usadas como punto de referencia de una nueva obra de arte. El uso de una fotografía o una iustración publicada como referencia esta ahora siendo reconocida en el ámbito comercial de la publicación científica. Los honorarios por el uso de una imagen como referencia son atractivos comparadas al costo de reproducciones estándar.
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izquierda]
Poissons, Ecrevisses et crabes. Amsterdam, 1754.
Louis Renard [1678-1746]
Publicado por primera vez en 1718, este libro ilustra vívidamente peces y cangrejos de diversos colores y formas extraordinarias que se encuentran alrededor de las islas de las Molucas y en las costas de las tierras del sur. El libro cuenta con 100 láminas y 460 grabados en cobre coloreados a mano de 415 peces, 41 de crustáceos, 2 insectos palo, un dugongo y una sirena del Océano Indo-Pacífico Occidental. Aunque las ilustraciones están llenas de adornos y coloreadas con libertad, la mayoría de los organismos representados son especies tropicales reales.
[Cornell's Mann Library]
[centro]
Oud en nieuw Oost-Indiën
François Valentijn [1666-1727]
Editado por J. van Braam;etc, .Dordrecht, 1724
[Open Library]
[derecha]
Pinguinus impennis, el gran alca de Ole Worm con su collar
La mayoría de las ilustraciones grabadas que conforman el Museum Wormianum [Leiden, 1655] representan los especímenes del "gabinete de curiosidades" de Ole Worm, el primer museo de historia natural de Copenhague. Sin embargo, este retrato de un Gran Alca [Great Auk en inglés], corresponde a la mascota del científico del siglo XVII, y es el único registro conocido de la existencia de estas aves en cautiverio. El anillo blanco alrededor de su cuello es un collar, pero copias posteriores de esta ilustración lo muestran como parte de su plumaje.
[imagen de Wikipedia]
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A principios del siglo XVIII la ilustración zoologica estaba marcada por una multitud de libros con criaturas míticas creadas dos o tres siglos antes. François Valentijn publicó Oud en Nieuw Oost-Indien entre 1724-26, llenando el libro con imágenes extraordinarias de criaturas marinas supuestamente dibujadas dek batyrak. Esto hizo poco por dar a conocer las maravillosas realidades de la naturaleza, ya que eran versiones grotescas de criaturas distorsionadas e irreales, anteriormente publicadas por Louis Renard en su Poissons, écrevisses et Crabes [1719]. El libro, publicado en Ámsterdam y dedicado al rey de Inglaterra está lleno de ilustraciones coloreadas a mano de una naturaleza espeluznante e irreal. Siempre habían sido desestimados como invenciones de una víva imaginación. Sin embargo, una investigación erudita por Theodore W. Pietsch, publicada en 1995, mostró como la mayoría de las ilustraciones podían relacionarse con especies existentes. En este analisis, las cómicas imágenes publicadas por Renard, después de todo, se basaban en estudios reales. El artista imponía tales artificialidades en los dibujos traídos de lejos que resultaban imágenes extremadamente distorsionadas y, principalmente, irreconocibles. Pietsch puede haber hecho mucho para rehabilitar al dibujante que antes era considerado más inventor que observador. |
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