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  MUNDUS NOVUS : Américo Vespucio y las estrellas
 

El primer mapa en que se nombra América es el mapamundi de 1507 realizado por el cartógrafo alemán Waldseemüller, en la imprenta del monasterio Saint Dié- des-Vosges, en Lorena [Francia]. Se dice que fueron las cartas de Vespucio relatando sus observaciones del hemisferio sur lo que le hizo merecedor de esa distinción, quitando el protagonismo a Cristóbal Colón, según algunos, injustamente. Sin embargo, Vespucio intuyó antes que nadie que esos territorios no formaban parte de las míticas islas del Mar de China, sino de las costas de un nuevo continente, y un nuevo hemisferio, la otra mitad del mundo, que bautizó como Mundus Novus. Américo Vespucio navegó hasta latitudes australes temerarias, al sur del Trópico de Capricornio, donde la Estrella Polar del norte, referencia astronómica fundamental para los navegantes,  se ocultaba tras el horizonte. Vespucio pasaba largas horas observando un cielo nocturno desconocido para los europeos hasta entonces, buscando la estrella inmóvil que le indicaría el punto exacto en que debía situar el polo sur celeste. Sin disimulo, quería ser el primero en encontrarlo, pero no era una tarea fácil. En una de sus cartas firmada el 8 de Julio de 1500 Américo Vespucio, comenta:

... perdí muchas veces el sueño de noche en contemplar el movimiento de las estrellas del otro polo, para señalar cuantas de ellas tuviesen menor órbita y se hallasen más cerca del Firmamento, y no pude con tantas malas noches que pasé, y con cuantos instrumentos usé, que fueron el cuadrante y astrolabio. No advertí estrella que tuviese menos de diez grados de movimiento sobre su órbita, de modo que no quedé satisfecho conmigo mismo de nombrar ninguna que señalase el polo sur a causa del gran círculo que hacían alrededor del Firmamento; y mientras que en esto andaba, me acordé de un dicho de nuestro poeta Dante, del cual hace mención en el primer capítulo del Purgatorio, cuando finge salir de este hemisferio, y encontrarse en el otro, y queriendo describir el Polo Antártico dice:

Y a la derecha vuelto, alcé la mente al otro Polo, y vide cuatro estrellas que sólo vio la primitiva gente.
¡Qué alegre el cielo de sus chispas bellas!
¡Oh viudo Septentrión que estás privado eternamente de la vista de ellas!

 

 

 
 
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