INDIVIDUALES, GUILLERMO MUÑOZ VERA
Carina Gallegos
Es inevitable que la mente no contraríe los ojos: lo que parecen ser fotografías a gran escala son, en realidad, pinturas de Guillermo Muñoz Vera. Sin embargo, al estudiarlas con más detenimiento, uno se da cuenta de la falta de detalles en los enormes paisajes. Los artistas que escogen el realismo, el hiperrealismo o el fotorrealismo como su tendencia en la pintura corren el riesgo de que su obra sea subestimada por falta de creatividad. No obstante, los pocos que logran captar la vida real dentro de los límites de un lienzo son capaces de presentar y exponer a los espectadores ante nuevas tierras y nuevos escenarios. Pueden recrear la realidad sin idealizar ni distorsionar estéticamente sus descripciones y, por consiguiente, presentarle al público lugares, caras y/o cosas foráneos.
La Galería Gary Nader le da la bienvenida por tercera vez a una exposición individual del artista chileno, con su producción desde 2002. Sin embargo, el artista, que ha vivido en España durante los últimos 23 años, ha visto un giro en su tradicional descripción detallada de naturalezas muertas. En 2002, el presidente de la estación de metro La Moneda, ubicada junto al Congreso de Santiago, le encargó a Muñoz Vera una serie de pinturas de gran formato. El tema que el artista escogió para los catorce murales, que cubrirían aproximadamente 180 metros cuadrados de las paredes de la plataforma de la estación, fue la representación del paisaje chileno y su gente. Su decisión, sin embargo, alteró su noción de la pintura: después de recorrer el territorio chileno se dio cuenta de que, considerando que su técnica pictórica tradicional incluía el uso de minuciosos detalles, al pintar paisajes a gran escala esas particularidades se hacían imperceptibles. En cambio, el desafío fundamental era utilizar pinceladas para sintetizar la luz natural, los pliegues geográficos y, lo más importante, crear un sentido real del espacio y la distancia entre los espectadores y las vistas panorámicas.
Sin embargo, el artista es capaz de captar en sus obras mucho más que un simple paisaje, y pinturas como The Andes in March, The Mountain Range of the Andes I y The Andes in September prueban cuán rápidamente las habilidades artísticas de Muñoz Vera conquistaron el llamado desafío. Estas pinturas se convierten en ventanas que invitan al público a darle una mirada a otro mundo. A medida que uno se aproxima a The Mountain Range of the Andes, no puede evitar el vértigo, sentir que las profundidades que aparecen ante nuestros ojos amenazan nuestra seguridad. La habilidad de Muñoz Vera para emplear sombras negras, con el fin de recrear las abismales trincheras de los precipicios de los Andes, transporta al público a otra dimensión: al borde de un abismo, de cara al vacío.
Durante los últimos dos años Muñoz Vera no se ha limitado a los paisajes chilenos; parajes de Miami y Cuba, así como varios bodegones y retratos también formaron parte de la exposición de la Galería Gary Nader. Mientras que aplica el naturalismo a sus representaciones de Chile, en sus paisajes de Miami y Cuba se hace presente un realismo más relacionado con las ideas sociopolíticas de Gustave Coubert.
Quizás sin querer, Sunset in Miami II y Castro crean esas declaraciones con tanta carga social y política. Debido a las obvias contradicciones de sus contenidos, las pinturas se llenan de simbolismo cuando se les coloca una al lado de la otra. Castro es un duro llamado a la realidad a aquellos que disfrutan el lujo del paisaje de Miami, lleno de luces citadinas y rascacielos, y que tienden a olvidar la realidad de un mundo que vive a sólo unas millas de distancia en las condiciones de quienes habitan las playas de Castro. Sin embargo, si las pinturas se colocan separadas, el efecto sociopolítico se disipa, haciendo que el espectador aprecie y se concentre más bien en el valor técnico de los paisajes.
En sus retratos Two Afghan Women y EZLN, el artista evita cualquier pretensión de llamar la atención sobre aspectos sociales que plagan nuestro mundo contemporáneo. En Two Afghan Women, dos mujeres que llevan puestas burcas azules están sentadas tranquilamente en un cuarto vacío, con sólo una pared detrás, donde se refleja la sombra de una de ellas. El lienzo de 1 metro x 1.50 tiene una mujer en cada extremo, creando un vacío entre ellas y haciendo que el muro se haga mucho más notorio para el espectador. Sin embargo, lo que más sorprende es la sutileza con la que trabaja Muñoz Vera, y cómo su sencillez y pulcritud pueden cooperar para crear una afirmación tan contundente, para despertar tanta conciencia con sólo representar una escena tan simple. Irónicamente, la sensación de serenidad que capta en estas pinturas en particular le produce al espectador una profunda tristeza al darle la oportunidad de ver lo que las culturas occidentales consideran una violación de los derechos humanos. Si Muñoz Vera hubiera decidido más bien retratar a dos mujeres con jeans y camiseta, la pintura ya no tendría sentido y se olvidaría con facilidad; sin embargo, la imagen de las dos mujeres afganas resuena en nuestra mente incluso días después de haber visto la exposición. EZLN utiliza más el impacto para llegar a nuestros sentidos. Reemplazando la sutileza de Two Afghan Women, un joven con una camiseta negra que lleva las insignias EZLN (Frente Nacional de Liberación Zapatista) sostiene un cráneo humano perforado por una bala. El uso del negro en el fondo crea una atmósfera siniestra, y la escena, directa y atrevida, incita repulsión y cólera en el espectador.
Muñoz Vera es objetivo en la forma en que interpreta el mundo que lo rodea, y su realismo tiene éxito, ya sea que se concentre en captar la belleza de la naturaleza o en exponer la crudeza del mundo. De cualquier modo, el artista nos permite prestarles la atención necesaria a las cosas y eventos de la vida diaria que pueden pasar desapercibidos. Sin pretensiones, es capaz de trasladar a un arte lleno de vida las costumbres, ideas y apariencia del mundo según él lo ve.
*Forum Gallery de Nueva York presentó hasta el 10 de junio una muestra de obras de Muñoz Vera.
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