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Este sintagma remite al título de la Historia general del reino de Chile, Flandes indiano
escrita por Diego de Rosales. |
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Ver, entre otros muchos posibles, los trabajos de Arellano, 1992; de Pedro, 1954; Dille,
1988; Franco, 1954; Kirschner, 1996; Ruiz Ramón, 1993 o Zugasti, 1996. No citaré por
extenso la bibliografía específica sobre Arauco domado, que es bastante amplia (destaco
solo algunos aportes: Corominas, 1981; Leavitt, 1963; Martínez Chacón, 965; Muñoz
González, 1999 y Ruano de la Haza, 2004); una buena y actualizada recopilación puede
verse en el libro reciente de Moisés R. Castillo Indios en escena. Coincido plenamente con
la interpretación global de la comedia que ofrece Castillo (2009: 75-96), a la que remito
para más detalles. Cito Arauco domado por la edición de Jesús Gómez y Paloma Cuenca,
pero modificando bastante, en busca del mejor sentido, las grafías y la puntuación. |
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Las fechas que menciono en este listado son las de publicación de las obras, no las de
redacción. |
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Las guerras de Arauco inspiraron en el Siglo de Oro numerosas obras literarias y,
en el género concreto del teatro, varias comedias y un auto sacramental. Dentro
de ese corpus dramático destaca Arauco domado, comedia de Lope de Vega, que
fue una de las obras encargadas por la familia Hurtado de Mendoza para vindicar la
figura de don García, relegado a un segundo plano en La Araucana de Ercilla. En este
trabajo se analiza la imagen de los indígenas ofrecida por Lope: los araucanos, con
Caupolicán al frente, aparecen caracterizados como valientes e indómitos guerreros
defensores de su libertad, pero también con rasgos de fiereza y crueldad [sobre todo,
la antropofagia]. También se analizan los aspectos relacionados con la vida araucana
(costumbres, creencias religiosas, armas, comida y bebida, etc.) que se mencionan
en la comedia. Cabe concluir que el reflejo de ese imaginario indígena araucano es
fundamentalmente libresco, siendo La Araucana de Ercilla el principal referente y la
fuente de inspiración última.
De entre las varias piezas existentes en el corpus del teatro español del
Siglo de Oro que toman como asunto las guerras de Arauco, sin duda la más
conocida y la que más bibliografía ha generado –dada la trascendencia de
su autor– es Arauco domado de Lope de Vega. En este trabajo me propongo
un análisis del imaginario indígena reflejado en esta comedia; pero, antes
de nada, recordaré, siquiera de forma somera, algunos detalles acerca de la
fortuna literaria que tuvo esa materia relacionada con las guerras de aquel
“Flandes indiano” [1] que fue Chile.
1. Fortuna literaria de las guerras de Arauco
La presencia de América en la literatura española del Siglo de Oro constituye
un tema que ha sido bastante estudiado, especialmente en lo que
concierne a autores mayores como Lope o Tirso de Molina [2]. Si nos ceñimos
más concretamente a las guerras de Arauco, apreciaremos el tratamiento
literario de esa materia en géneros muy diversos, que van desde las crónicas
hasta el teatro, pasando por la poesía épica. De los cronistas, historiadores
y autores de relaciones, hay que recordar los nombres de Jerónimo de Vivar,
Juan de Cárdenas, Alonso de Góngora Marmolejo, Pedro de Valdivia, Pedro
Mariño de Lobera, Alonso de Ovalle, Diego de Rosales, Alonso González de
Nájera o Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, entre otros; en el territorio
de la épica, las dos obras fundamentales son La Araucana de Alonso
de Ercilla y Zúñiga y El Arauco domado de Pedro de Oña, sin que convenga
olvidar otros títulos como El Purén indómito de Hernando Álvarez de Toledo o Las guerras de Chile, poema atribuido a Juan de Mendoza y Monteagudo.
En el teatro, esta materia araucana la encontramos plasmada en piezas
como La belígera española [1616], de Ricardo de Turia [seudónimo de Pedro
Juan Rejaule y Toledo]; Algunas hazañas de las muchas de don García Hurtado
de Mendoza, Marqués de Cañete [1622], obra colectiva de nueve ingenios;
Arauco domado (1625), de Lope de Vega; La Araucana, auto sacramental
de principios del siglo XVII, atribuido a Lope [ver Mata Induráin, 2011]; El
gobernador prudente [1663], de Gaspar de Ávila, y Los españoles en Chile [1665; ver Mata Induráin, 2008] [3], de Francisco González de Bustos, títulos
a los que podríamos añadir, con matices, El nuevo rey Gallinato, de Andrés
de Claramonte [comedia que tiene una ambientación vagamente chilena y,
en cualquier caso, no específicamente araucana].
Existe bibliografía particular sobre la materia de Arauco en el teatro, y a
ella remito para más detalles, especialmente a las monografías de conjunto
de Lerzundi, 1996 y Lee, 1996 [ver también los de Antonucci, 1992; Janik,
2004 y Lauer, 1994]. Ahora quiero recordar dos ideas tópicas que suelen
mencionarse al tratar de estas cuestiones: por un lado, la escasa presencia
del tema americano, en general, en el teatro español del Siglo de Oro; por
otra parte, dentro de ese corpus reducido, la abundancia de temas y personajes
relacionados con las guerras de Arauco [ver, por ejemplo, Antonucci,
1992: 21 y 44-45]. ¿Por qué se escribieron tantas comedias ambientadas
en ese contexto chileno? Creo que podemos dar por buenas las razones
aportadas por Dille:
El número desproporcionado de comedias sobre Chile se
debe a, por lo menos, tres factores: primero, precisamente
porque no era un país rico, no se podía culpar a
los españoles de estar allí por motivos indignos. Segundo,
es la admiración por la heroica resistencia de sus pocos
habitantes. A diferencia de México y del Perú, Arauco
era muy pequeño, pero presentaba la máxima dificultad
a los esfuerzos españoles para incorporarlo dentro del
imperio. […] Tercero, las expediciones a esta lejana parte
del imperio tuvieron la suerte de ser inmortalizadas por
Alonso de Ercilla y por Pedro de Oña en obras del género
de máximo prestigio –la epopeya. Así los escritores del
siglo XVII podían inspirarse directamente en dos famosas
obras literarias. Además, parece que la influencia
de Ercilla era también indirecta porque aparentemente
Algunas hazañas y El Arauco domado se escribieron para
halagar al hijo del Marqués de Cañete, que quedó resentido
porque Ercilla no hizo mucho caso de su padre en la
famosa Araucana (1988: 493).
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EL IMAGINARIO INDÍGENA EN EL ARAUCO DOMADO de Lope de Vega
por Carlos Mata Induráin
GRISO-Universidad de Navarra
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